Esta entrada hace rato que quería escribirla, sin embargo me contenía porque temo herir susceptibilidades en mi casa, pero bueno aquí va. Hace años como ustedes saben yo me fui a estudiar fuera de la ciudad, para esto aquí en mi casa de Pueblicias yo tenía mi habitación la cual era muy acogedora, tenía un tocador, un mueble con mis libros, mis dibujos en la pared y así muy al estilo de la habitación que tengo en Chiwas.
Sin embargo, hace como unos 5 años mi abuela debido a su enfermedad (alzheimer con una pizca de esquizofrenia) se mudó a la casa de mis padres.
En vista de que yo sólo iba a Pueblicias los fines de semana, mi habitación fue cedida a mi abuela y así se pasaron los años hasta que hace tres meses que regresé a mi hogar, cual fue mi sorpresa que mi cuarto, aquel cuarto en el que pase horas interminables leyendo, pintando, filosofando y estudiando para los exámenes, estaba convertido totalmente en una celda de monja. No sé quien decidió poner esas cortinas oscuras y algunas cobijas para impedir la entrada de la luz. La visión de mi habitación era lúgubre, porque además habían sacado mi tocador y lo habían puesto en el cuarto de mi hermana. No obstante otra cosa que me deprimió fue el hecho de ver que ahora que mi abuela dormía en la planta baja, debido a problemas para subir y bajar las escaleras, mi cuarto se había convertido en el cuarto de "los tiliches".
Por alrededor de dos meses me contenté con dormir en el cuarto de mi madre; sin embargo ahora que la construcción del cuarto de mi abuela está muy avanzada y yo salí de mi depresión decidí hacer lo mismo por la casa, porque cabe destacar que la sala de mi casa que siempre estaba bien iluminada ahora se la pasaba a oscuras con las cortinas sin correr, un invierno permanente había caído sobre algunas habitaciones de mi hogar.
Claro que el fin de semana tuve un altercado con mi mamá respecto a un enorme cuadro de La Virgen de Guadalupe que se trajo de la casa de mi abuela, el cual colocó en mi habitación y le da un aspecto de celda de monja que a mi no me gusta, pues bien quería trasladarlo al nuevo cuarto de mi abuela, pero yo le dije que no, que no tenía que convertir el cuarto de mi abuela en una celda de monja, que se imaginara que deprimente sería la habitación para la persona que duerma en las noches con mi abuela. Me resisto a que la austeridad y el aspecto de una eterna penitencia se apodere de las habitaciones tan acogedoras que alguna vez tuvo mi casa.
Quizás parte de la finalidad de que yo esté aquí en Pueblicias, es el no permitir que la desolación y la depresión se instale en mi casa, no porque la mente de mi abuela esté ausente quiere decir que su cuarto debe dar el aspecto de ausencia. Me resisto.
Por lo pronto mi cuarto está recuperando su antiguo aspecto, ya no mas me falta encontrar la forma de mover el cuadro de la Virgen a la habitación de mi madre sin que se tome como un acto blasfemo, pero si vieran el cuadro, neta neta que les entraría una inmensa tristeza. Otra cosa que he de hacer es guardar los paquetes de pañales de mi abuela para quitarle ese aire de asilo.
No sé, es algo que tenía que sacar. No me gusta la austeridad, no me gusta la desolación ni la oscuridad... Me gustan los colores vivos, las habitaciones llenas de luz...
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